Partes del chile
Las partes de chile
A pesar de que siempre es más fácil cocinar con chile molido, en lo personal prefiero usarlos enteros, probablemente porque de esta forma los puedo dorar y comer a mordidas, pero, además, al usar chiles enteros puedo extraer el sabor sin las impurezas.
¿Qué se come del chile?
La respuesta podría ser simple: todo el chile es comestible. Pero vamos a entrar en detalles porque una cosa es que se pueda comer y otra que nos sea de utilidad cuando preparamos nuestras recetas.
Al cocinar con chiles he identificado cinco partes principales, no quiere decir que estas sean las biológicas, sino que es desde un mero punto de vista culinario:
- Lo primero que vemos es el tallo que no se come, aunque no es dañino y seguramente está en la mayoría de los chiles molidos.
- Luego hay una capa transparente, que es lo primero que se quema cuando se expone al calor; también la puedes ver otros frutos, en tomates por ejemplo, y a pesar de que es cien por ciento comestible, no aportan sabor o textura, incluso puede dar una consistencia desagradable.
- Después tenemos la pulpa que le da la apariencia de pimiento y que tiene una textura rígida pero jugosa. Esta es la que más nos interesa porque es la que aporta más sabor a nuestros platos. Pero no olvidemos que la pulpa está impregnada con capsaicina y basta con palpar un chile, incluso sin cortarlo, para irritar cualquier parte del cuerpo que te toques enseguida.
- Si cortamos un chile seco o fresco, encontraremos dentro las semillas. Posiblemente las puedas usar para hacer crecer tus propios chiles, pero si no lo haces puedes desecharlas porque no son fáciles de digerir y podrían causarte dolor de barriga.
- Por último encontramos la parte más picante del chile: las venas. También están en el interior y su nombre se le da por la apariencia, aunque también se le conoce como «placenta». Es en esta parte donde se encuentra la mayor concentración de capsaicina. De hecho, las semillas pican por el contacto con las venas.
Tampoco hace falta ser minucioso porque todo el chile es comestible, pero separando las partes que no aportan sabor se obtiene uno más intenso y una textura más fina. Si quieres probarlo tú mismo, come dos chiles, uno entero y otro desvenado, ya nos dirás cuál pica más.